Consejos para optimizar la autonomía de un coche eléctrico

En el post anterior vimos el concepto de autonomía de un coche eléctrico y los factores que influyen en ella. Siguiendo con esta temática, en este post veremos las formas de optimizar la autonomía de un coche eléctrico.

Comencemos hablando del dato de autonomía que dan los fabricantes de coches eléctricos; este dato se basa en ciclos de prueba que tienen establecidos ciertos parámetros como tiempo, velocidad, etc. En Europa, este ciclo conocido como NEDC (New European Driving Cycle), se realiza en un laboratorio simulando la conducción en zona urbana y extraurbana, por lo que este dato no es representativo de conducción por carretera a alta velocidad.

Pero el nuevo ciclo de homologación de consumos, WLTP (Worldwide harmonized Light vehicles Test Procedures, que se implantará en Europa próximamente, se basa en pruebas de laboratorio y carretera, lo que conlleva una medición más real de los parámetros.

En un término intermedio se encuentra el sistema de homologación americano de la Environmental Protection Agency (EPA), que proporciona un dato medio, un dato en zona urbana y otro para vías rápidas; pero solo ofrece esta información de los modelos comercializados en EEUU (www.fueleconomy.gov). El sistema de unidades utilizado para este método es el MPGe, millas por galón equivalentes, por lo que la interpretación de los datos tiene que pasar por la conversión a metros y litros para poder compararse con un modelo tradicional de gasolina (1 galón equivale a 33,7 kWh).

Esta explicación sobre los sistemas de homologación, nos da una idea de dónde podemos obtener unos datos orientativos; aunque cada conductor tendrá unos datos de autonomía concretos y diferentes en base a los factores de los que hablamos en el artículo anterior.

Dividiendo a la mitad la autonomía europea oficial (NEDC), se podría obtener el dato aproximado del número de kilómetros que se puede hacer a velocidades legales saliendo a autovía con un uso moderado del climatizador (22-24 grados).

La importancia de la buena conducción

La forma de conducir es esencial para un uso inteligente de la energía del vehículo eléctrico. Una conducción responsable y concienciada de la necesidad de optimización de energía sería aquella que utiliza de forma moderada el acelerador, mantiene una estabilidad en la velocidad y no utiliza apenas el pedal del freno si no es estrictamente necesario. Si además el conductor se anticipa al tráfico, puede utilizar la deceleración basada en la frenada regenerativa obteniendo una mayor seguridad y una mayor autonomía real.

Cuando un motor eléctrico no está consumiendo energía, la genera y la almacena nuevamente en sus baterías; pero en este proceso se pierde algo de energía, por ejemplo, dejando de acelerar durante un kilómetro se podría recuperar energía que permita recorrer unos 300 metros. Sin embargo, con solo pisar un poco el freno, aumentaría la recarga regenerativa y se deceleraría más. Sólo cuando sea necesario una frenada más agresiva, al pisar el pedal de freno a fondo, provocará que entren en funcionamiento los frenos convencionales. En conclusión, aprovechando al máximo la frenada regenerativa, un coche eléctrico podría recorrer más de 200.000 km sin necesidad de cambiarle las pastillas de freno.

Al contrario de lo que pasa con los vehículos convencionales, los atascos y la circulación densa favorecen a los vehículos eléctricos por la baja velocidad y la gran regeneración; la autonomía se incrementará ligeramente eligiendo recorridos donde se circule a una velocidad media y circulación más densa comparado con otro recorrido donde se circule muy rápidamente.

El consumo ligado a la climatización

Si bien es imposible controlar el clima, es posible controlar el consumo de energía ligado a la climatización si el vehículo se aclimata previamente. Es decir, si el vehículo está enchufado en un punto de carga, se puede programar el climatizador a la temperatura deseada antes de comenzar a utilizarlo; también es posible programarlo mediante aplicación móvil.

De esta forma, a la hora de coger el coche, el habitáculo ya está a una temperatura adecuada, sin impacto en la autonomía y mantenerla supone un impacto mínimo en el consumo. Si la temperatura se programa mientras el coche está enchufado, será suficiente con llevar el asiento calefactado y el ventilador a baja velocidad para mantener el calor en esos días de frío. En cuanto a climatizadores, los más eficientes son los que llevan bomba de calor; que funcionan a la inversa del aire acondicionado.

La autonomía de un vehículo eléctrico, ¿es suficiente para su uso habitual? 

A día de hoy, los modelos eléctricos pueden hacer entre 100 y 200 kilómetros con una carga; lo que permite un uso habitual del vehículo para la gran mayoría de las personas, que no suelen recorrer más de esa distancia de manera diaria. Sin embargo, es recomendable adquirir rutinas como cargar el coche a diario y planificar las rutas que no conocemos por el riesgo de perderse y que se haga más larga de lo previsto, o de no saber si existe posibilidad de cargar en ruta o en destino el coche. Es importante también conocer qué potencia tienen los puntos de recarga de la ruta; ya que en nuestro garaje se puede cargar con una potencia de 2 a 7 Kw pero en los puntos de recarga público pueden funcionar con hasta 40 Kw y es necesario saber si nuestro vehículo puede cargarse con esa potencia más elevada.

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¿Qué sucede con los recorridos de larga distancia?

Los vehículos eléctricos siguen estando limitados para su uso en recorrido de larga distancia. Los modelos con más de 30 kWh y capacidad de carga rápida permiten hacer viajes de 300 kilómetros o más con una o dos paradas de media hora. Con la potencia adecuada se puede recuperar el 80% de la autonomía en las paradas. Si durante el viaje previsto no hay un punto de carga rápido,  habría que parar más tiempo. Existen alternativas de recarga en algunos hoteles que ofrecen el servicio para que el vehículo se cargue mientras se pernocta.

Por otro lado, los principales fabricantes de vehículos eléctricos ofrecen una solución a los recorridos de larga distancia, en los que es necesario gran autonomía, con alquileres de vehículos convencionales a bajo coste o de forma gratuita.

En definitiva, estas limitaciones no son condicionantes para la compra de un vehículo eléctrico ya que, como hemos visto anteriormente, el ahorro y las otras ventajas que proporciona la adquisición de estos vehículos compensan con creces las limitaciones para las que se pueden encontrar fáciles alternativas.

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